LAS FRASES MÁS REPETIDAS DEL PERIODISMO

Si ponemos un poco de atención a alguna prensa, vamos a encontrar que un número no despreciable de los periodistas se manejan con una serie de  clichés, ya sea utilizando eufemismos para referirse a determinados hechos, palabras de uso poco común o incluso elaborando sentencias que encierran dudosas teorías. Sin duda que las páginas policiales y del deporte son las que encabezan el ranking de frases hechas, pero también se la puede encontrar en las páginas internacionales, sociales, economía, lo que sea. El Salmón hace hoy un glosario de algunas de las más habituales.

Páginas policiales

Tal vez las páginas policiales sean las que utilizan un mayor número de expresiones no habituales en el lenguaje normal de las personas. Más aún, la mayoría de estas expresiones se  utilizan solamente en este  tipo de crónicas.

Una de las muletillas más utilizadas cuando se descubre algún cadáver con signos de violencia es la de macabro hallazgo. Los lectores morbosos cuando ven ese titular ya saben que tienen entretenimiento asegurado. Existe una alta probabilidad de que el cuerpo del occiso se encuentre en avanzado estado de descomposición y que desprenda un olor nauseabundo.  Si el hallazgo es efectuado en alguna zona suburbana o rural se alude al lugar como  en un paraje de la localidad de….

Ante algún acontecimiento que requiere la presencia policial, los policías, calificados normalmente como agentes del orden se dirigen al lugar de los hechos. Y si los que van a dicho lugar son algo más que simples policías se dice que se constituyeron en el lugar de los hechos. Si las autoridades descubren algún contrabando importante se dice que incautaron un matute.

Los enfrentamientos entre ladrones y policías son a menudo descritos como refriegas, y normalmente cuando algún policía pega una bala en el blanco se dice que el delincuente fue abatido. Si el ladrón es simplemente atrapado se dice que fue reducido, como si se tratara de un  presupuesto o un habitante de Kandor. También suele ocurrir que los delincuentes ingresaron a algún comercio y “mediante amenazas con armas de fuego redujeron” a dos empleados. Cuando los delincuentes son detenidos quedan a disposición de la justicia.

Otra costumbre muy generalizada es calificar a un asesino o violador como de execrable sujeto y si el tipo además ha matado o violado niños o es un asesino serial se alude a él como el monstruo. Hace alrededor de 40 años aparecieron cuatro niños muertos en el fondo de un aljibe en Shangrilá. Se culpó de dicho crimen a un peón del lugar  y los diarios titulaban cosas por el estilo de: “cayó el monstruo de Shangrilá” . Luego de transcurrido un tiempo en el cual los diarios vendieron unos cuantos números explotando tal tipo de titulares en “letra catástrofe”  se descubrió que el tal monstruo era en verdad inocente y que en realidad quien había matado a los niños había sido su propia madre. Pero ya el daño estaba hecho.

Un amigo mío que ya cumplió 60 años me comenta que no hay nada terrible con llegar a dicha edad. Si uno está bien de salud las funciones más importantes se cumplen normalmente (esas en las que están pensando al leer esto también) y la vida es disfrutable. Pero uno de los riesgos que se corren  es que de tener un accidente de tránsito o ser víctima de un robo; seguramente aparecerá en la prensa mencionado como sexagenario.  Y a partir de esa edad siempre la crónica recordará la década que transita el accidentado: septuagenario, octogenario, nonagenario.

Y hablando de accidentes,  muchas personas son trasladadas al nosocomio más cercano. Y cuando se trata de alguien más o menos público que requiere alguna cobertura especial, se dice que el periodista informa desde el citado nosocomio.

Un tipo que le pegó una cuchillada a otro, normalmente extrajo de entre sus ropas un cuchillo, o un corte, que a veces puede ser de fabricación casera.  Una vez oí a un cronista policial, que seguramente tenía una veta poética frustrada diciendo que el asesino extrajo  de entre sus ropas un reluciente acero.

Cuando se produce una pelea que amerita ingresar a las crónicas policiales y no queda muy claro – o no importa – cuál fue el origen de la misma se dice que discutieron por cuestiones del momento.

Si alguien es baleado y muerto una expresión que se usa comúnmente es que fue ultimado (por ejemplo) de tres balazos.

Si se produce un incendio grande se habla de espectáculo dantesco o dantesco incendio como si el infierno fuera el único lugar donde se metió el amigo Alighieri. Por supuesto habrá densas columnas de humo y lenguas de fuego. Como si fuera un enamorado de los de antes dirán que se declaró un incendio y si el mismo es respetable siempre será de grandes proporciones. Normalmente estos siniestros generan cuantiosas pérdidas. Al lugar del incendio siempre concurrirá un tren completo del cuerpo de bomberos. Y muy probablemente, al principio, se diga que el fuego está fuera de control, hasta que efectivos del cuerpo de bomberos lograron extinguir las llamas. Y ya que estamos con el fuego si a alguien lo quemaron y encontraron su cadáver adentro de un auto nunca se dirá de esa manera, sino que será que en el interior de un vehículo fue encontrado un cuerpo calcinado.

Es frecuente que cuando hay un accidente se diga que el conductor, por causas que se desconocen, perdió el dominio del rodado. Otra variante es por causas que aún se tratan de establecer. Si el auto choca contra un árbol se dirá que el choque fue contra un árbol del ornato público. Y en lugar de chocó se suele usar colisionó. Y si un automovilista atropelló a alguien y lo dejó tirado dicen que el conductor se dio a la fuga. Si en el accidente no hubo muertos o heridas graves se dirá que no hubo víctimas que lamentar, pero si alguna persona queda muy grave ella se debate entre la vida y la muerte.

Otra costumbre de la crónica policial es sustituir el adverbio de tiempo “cuando” por en momentos: En momentos en que se dirigía a la intersección de ….

Otra expresión de uso frecuente es referirse a un crimen como el repudiable asesinato, como si hubiera asesinatos que no fueran repudiables.

En cuanto a los robos, si los ladrones hicieron un agujero para entrar a la casa se dirá que practicaron un boquete.  Probablemente los amigos de lo ajeno sustrajeron joyas y efectos varios., todo lo cual fue avaluado en…

El lenguaje políticamente correcto se ha abierto paso en las crónicas policiales. Ya nadie nombra a una prostituta como “ramera”, “meretriz” “mujer que ejerce el triste oficio”, o  “mujer de la vida”  sino como trabajadora sexual.  Antiguamente, para referirse a los homosexuales, la crónica despreciativamente solía referirlos como “pederastas”, distorsionando el verdadero sentido de la palabra y clasificándolos además en activos o pasivos (fue ultimado un conocido pederasta pasivo). Hoy dicha palabra ha quedado reservada al significado que le da la Real Academia Española de abusadores de menores.

El periodismo deportivo

Los periodistas deportivos tienen una cierta tendencia a emitir enunciados de carácter general, como si fueran leyes científicas. Cuando alguna de las predicciones de estas “leyes” se cumplen en algún caso particular ellos sienten que confirman sus teorías, sin tener en cuenta las veces que lo pronosticado no se cumplió. Es como si dijéramos que los relojes parados dan bien la hora porque en algún momento del día la hora coincidirá con lo que marcan las agujas.

Así, por ejemplo, cuando un equipo, luego de ir perdiendo 2 a 0,  tiene una remontada y termina ganando (como Peñarol en la Final de la Libertadores de 1966) algunos sostienen que 2 a 0 es el peor resultado , frase aparentemente atribuida al técnico argentino Bilardo . El argumento es que cuando un equipo saca dos goles de ventaja se deja estar, facilitando que el contrario les haga un gol. Envalentonado por el descuento se agranda  y  sigue de largo. Este absurdo debería llevar, entonces, a que los jugadores de futbol no quisieran hacer un segundo gol cuando van ganando 1 a 0, cosa que obviamente no ocurre.  La afirmación no se sostiene ni 5 minutos cuando pensamos que la inmensa mayoría de las veces el equipo que saca dos goles de ventaja termina ganando. Un diario chileno – cuyos periodistas deportivos se ve que estaban un tanto ociosos – ha efectuado el análisis de los 528 partidos en que un equipo comenzó ganando 2 a 0 en los torneos disputados en dicho país en los últimos 5 años y encontró que solo en 2.4%  de los casos se dio una reversión del resultado, computándose un 5.7% de los casos que finalizaron en empate. Según la misma fuente cifras parecidas han podido ser verificados en los mundiales de futbol: 94% de los que empezaron ganando 2 a 0 resultaron ganadores, mientras que un 4% de las veces fue empate.   http://www.latercera.com/noticia/deportes/2013/10/656-544921-9-el-mito-se-cae-el-20-no-es-el-resultado-mas-peligroso.shtml.  Otro postulado con carácter general que han acuñado quienes trasmiten fútbol por televisión es el de la inexorable ley del ex. Ocurre con frecuencia que un   futbolista  termine haciéndole un gol a su ex-equipo, lo que ha llevado a que algunos periodistas hagan una generalización al  respecto. Nuevamente aquí contamos las veces que ocurre y no las que no ocurre. Además es tal  la rotación de jugadores entre los equipos en el fútbol uruguayo que la probabilidad de que en el otro equipo haya algún ex-jugador normalmente es alta. Este enunciado es aún más ilógico que el del 2 a 0, ya que en aquel caso, mal o bien,   es posible rebuscar una explicación, pero aquí es pura cábala. Otro principio erigido en ley es que dos cabezazos  en el área terminan siempre en gol, lo cual, obviamente, al igual que en los casos anteriores ocurre algunas veces y otras no, y solo se resaltan aquellas en las que ocurren.    Podríamos agregar a esta lista de leyes que contrarían tanto la evidencia como el sentido común   la de técnico que debuta nunca pierde.

Previo a algún partido internacional los comentaristas suelen enfrascarse en sesudos debates anticipando cuál puede llegar a ser el desarrollo de éste. Y normalmente ante una misma situación harán proposiciones contradictorias según quieran trasmitir optimismo o pesimismo. Así, por un lado hablarán de lo difícil que es jugar de visitante y de las ventajas que tiene el local al sentir el aliento de su público, pero también alternativamente hablarán de que el público les hará sentir la presión  por jugar de locales y ello será una ventaja para los visitantes. Más aún, postularán que en la medida que no se abra el tanteador el reloj se convertirá en el principal aliado de los visitantes. Los relojes no suelen ser demasiado fieles y muchas veces, cambian de bando, porque si el equipo local pasa a ganar la misma afirmación se hará, pero referida al equipo local.

Una obviedad  muy frecuente es que en el momento en que un equipo hace un gol – sobre todo cuando el partido va 0 a 0 – se suele afirmar que este gol va a cambiar el trámite del encuentro. Salvo en casos de diferencias muy grandes todos los goles cambian el trámite del encuentro. Más aún, una de las finalidades de hacer un gol es cambiar el trámite del encuentro.

Si un partido termina empatado en alargue no faltará quien diga que el partido se definirá en la lotería de los penales. Aunque reconozcamos que últimamente hay algunos periodistas que han comenzado a levantarse contra dicha proposición. Lo malo es que cada vez que hay una definición por penales se sienten en la obligación de repetir que los penales no son una lotería. Algo similar ocurre con los partidos clásicos. Después de años de oir que en los clásicos no hay lógica, algunos periodistas han cambiado el discurso para decir que en los clásicos la lógica sí existe, y, como en el caso de los penales, cada vez que hay un clásico vuelven a insistir sobre el tema. Otro discurso que ha cambiado es el de no hay mejor defensa que un buen ataque. Ahora se habla de el equilibrio entre las distintas líneas y que para poder atacar es necesario recuperar la pelota.

Cuando hay algún equipo de Brasil, sea del lugar que sea, o incluso a la misma selección, es común referirse a ellos como el equipo carioca, así sea de San Pablo o Río Grande. Y los chilenos son mencionados como el país trasandino. Estando en Chile, en una oportunidad, y acostumbrado a asociar esta palabra con dicho país, me resultó bastante chocante cuando vi como para ellos el equipo trasandino era Argentina.

Uruguay se agranda en las difíciles es otra frase hecha que se repite toda vez que nos toca enfrentar a algún equipo mejor que el nuestro. O la equivalente: preferimos ir de punto y no de banca. Y si bien, esto algunas veces ha pasado, también es cierto que las más de las veces que jugamos contra selecciones mejores que nosotros terminamos perdiendo sin levante.

Es frecuente, también, que cuando un partido va 1 a 0 y faltan quince o veinte minutos el relator exprese la obviedad de que “el partido no está todavía cerrado”

También los periodistas suelen utilizar expresiones alternativas para denominar cosas que todo el mundo nombra de otra manera.  Así el Estadio Centenario se transforma en nuestro máximo coliseo deportivo, las líneas trazadas en el campo de juego las líneas de cal; el relator Lalo Fernández se refería a la línea de la mitad de la cancha como la línea que en dos divide el terreno y existen distintas formas de referirse a la pelota: el comentarista Toto Da Silveira frecuentemente la nombra como el balón, y otras palabras usadas son el útil, el esférico (aunque según la wikipedia las pelotas en realidad son icosaedros truncados con 12 pentágonos y 20 hexágonos regulares) y algunos se refieren a ella incluso como la novia. ¿ustedes se imaginan un partido en un campito en que un jugador le dice a otro “pasame el esférico”? Genera vergüenza ajena cuando algunos periodistas televisivos, desbordados de chovinismo se refieren a la camiseta uruguaya, como la más linda, o celeste del alma.

Casi me olvido de esta, ante una reacción (muy usada en el basket): sacó de flaquezas fuerza.

Para terminar con las referencias futbolísticas vale la pena señalar las modificaciones que se  han ido experimentando en algunos vocablos utilizados. Para empezar la corrección política también ha llegado al deporte y ya no se habla que existen cuadros grandes y chicos. Si bien a Peñarol y Nacional se sigue haciendo referencia como “los dos grandes”, los chicos han pasado a ser denominados como instituciones en desarrollo, siguiendo el mismo criterio con el que a nivel internacional se solía llamar a los países más pobres. Seguramente en cualquier momento a algún comentarista se le ocurrirá comenzar a llamar a los equipos menores como clubes emergentes. Ya no se dice más que un examen antidoping dio positivo, sino que ahora es resultado desfavorable. Pero donde se han dado las modificaciones más importantes es en la castellanización de algunos vocablos que se solían manejar en inglés, la mayoría de ellos mal pronunciados. Lo primero en cambiar fueron los nombres de los puestos en el equipo, los cuales fueron totalmente desterrados, algunos de ellos, probablemente, por los cambios ocurridos en los sistemas tácticos. Así ya no se dice más goal-keeper  y la expresión es suplida por la más vulgar golero, las foráneas portero o cuidavallas o la más finoli: guardameta. La expresión arquero en general ha ido perdiendo uso. Los backs pasaron  a ser zagueros, y más modernamente simplemente defensas o marcadores centrales. Los marcadores de punta – carrileros es la expresión más actual –  antes eran el half derecho y el half izquierdo y el que jugaba con el número 5 bien en el medio en función de contención era el centre-half  (vulgarmente pronunciado como centrojás, centrejás o centrejalva). Los 5 atacantes de la época eran los forwards, los punteros los wing o wingers y los que jugaban con el 8 o el diez los entrealas o insiders. El punta era el centreforward (centrefóbal) y a veces era llamado también piloto o ariete. La castellanización del lenguaje también ha cambiado la forma de nombrar a los jueces. La foránea referee fue sustituida por juez, y ahora ya ni esta última se usa: los periodistas deportivos prefieren usar la más distinguida árbitro e incluso la ridícula colegiado. Y    lineman (laiman) ha dejado paso a línea y más actualmente asistente. Como los jueces ahora usan cualquier color en su vestimenta también se ha abandonado la expresión hombres de negro.  Las distintas incidencias de juego  han ido adoptando sus equivalentes castellanos más lentamente y todavía se suelen oir las expresiones inglesas, aunque estos vocablos ya están en franco retroceso. En lugar de outball (óbol) o throw in (trowin) se dice saque de costado o de banda. (esta última expresión queda más fina). Hand (hans) ha sido desplazado prácticamente por completo por mano y foul (ful o fau) por falta. En lugar de off-side (orsái u orséi) se dice fuera de juego, posición adelantada o prohibida o jugador inhabilitado. Tal vez la que más se resista a desaparecer sea corner, pues tiene la característica de que denomina tanto la incidencia en sí como el cobro de la ejecución. Si bien cada vez va ganando más espacio la expresión tiro de esquina es bastante más cómodo decir la pelota se va al corner que la pelota se va al tiro de esquina. Es que en general muchos de estos cambios en el lenguaje son exclusivos de los periodistas deportivos y no son utilizados ni por los jugadores ni por los hinchas. Dentro de la cancha los jugadores siguen reclamando “fue foul, juez” y no “fue falta, árbitro  y ningún hincha que proteste clama que fue posición fuera de juego. Afortunadamente hay dos básicas que resisten. Una es el propio nombre del deporte. La Real Academia estuvo astuta al crear la palabra fútbol, sustituyendo la original football, cerrándole el paso a la espantosa balompié y de paso contribuyendo a la desaparición de las dos deformaciones: fóbal y fulbo. Y la que probablemente resista hasta el final sea Gol. No me puedo imaginar a una hinchada enardecida gritando….Tantooooo

Otras noticias

Otros que tienen una jerga particular son los periodistas económicos, los que seguramente la han heredado de los economistas, que siempre tienen su terminología particular. Así es común que al hablar de la evolución de la cotización del dólar se mencione a éste como el billete verde o la divisa norteamericana. Y al dar la notica de la cotización se termine con la ritual expresión: compra y venta respectivamente. Es muy frecuente la referencia a China como el gigante asiático. De la misma forma se suele hablar de Brasil como el país norteño y curiosamente no existe un adjetivo similar para nombrar a Argentina (el país del oeste, sería) En todo caso es el país vecino, que siempre es para nombrar a Argentina, nunca a Brasil, que en definitiva es tan vecino. Siempre me pareció extraña esta forma de llamar a Brasil, ya que la mayor parte de la frontera con este país es por el este, no por el norte, y en ese sentido Brasil es tan norteño como Paraguay. Los cronistas económicos no hablan de cifras, sino de guarismos, y cuando un país lleva a cabo varias políticas en forma simultánea  hablan de el mix de políticas. Cuando se toma alguna medida para contrarrestar los efectos de alguna situación adversa en materia económica, se dice que se trata de mitigar determinado fenómeno (por ejemplo la inflación).

Cuando se habla de una información que permaneció secreta durante un tiempo, y especialmente si se refiere a algo que pasó en Estados Unidos o Europa siempre se dice que estuvo clasificada.  La explicación de esto es que normalmente son noticias que provienen de alguna traducción de algún texto en inglés donde aparece la palabra “classified” que automáticamente es traducida como clasificada y nunca como secreta. Si bien la expresión clasificada ha sido admitida como sinónimo de secreta por la Real Academia suena a anglicismo rebuscado. Algo similar ocurre cuando se refieren a una parada militar, en lugar de decir desfile.

Un rumor o una filtración de información es referido como: según fuentes bien informadas, o fuentes del gobierno.

Las personas no mueren, fallecen o dejan de existir.  Esta regla tiene algunas  excepciones: si la celebridad es una gran figura que amerita un gran titular se usa murió, ya que tiene más efecto. Y cuando se anuncia la muerte de una personalidad en un accidente de tránsito, es común que se use la expresión: se mató . A veces  dejan el titular asi, simplemente agregando al final el nombre de la víctima, generando una primera impresión errada de que se trató de un suicidio. Si la persona murió de cáncer, parece que nombrar esa palabra da mala suerte o miedo. Se habla que murió de una larga y cruel enfermedad   y ya todos sabemos de qué fue. El día del entierro nos dirán que fue trasladado hasta su última morada y que fue acompañado de sus seres queridos.

Y respecto a morir y fallecer no tengo más remedio que recordar una de mis lecturas juveniles. Lo confieso, cuando era joven leí La Tregua de Mario Benedetti. Peor aún, una reflexión que hace el protagonista sobre el final del libro me gustó y me quedó grabada para siempre, al punto que cada vez que me informan que alguien falleció o tengo que avisarle a alguien de la muerte de una persona no puedo menos que recordar esta idea que, más allá de Benedetti, sigo encontrando válida y que transcribo a continuación.

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Una práctica muy común es poner titulares de prensa en tono impersonal: Afirman que las personas casadas viven más años. Como si por el hecho de que alguien lo afirmara lo transformara en cierto o le diera status de noticia. No importa si lo afirma un científico, un cura o el director de una revista del corazón. Normalmente cuando uno va al cuerpo de la noticia se trata de una investigación intrascendente de alguna institución desconocida. Otros ejemplos: Afirman que el dólar llegará a 20 pesos antes de fin de año. ….Afirman que Dilma no renunciará……Afirman que la felicidad hace aumentar la productividad…y esto otro: afirman que los videojuegos elevan el nivel intelectual; curiosamente  los que lo afirman son los que desarrollan los videojuegos:                                                                  http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/08/11/afirman-que-los-videojuegos-elevan-el-nivel-intelectual-mejorar-la-memoria-y-reducen-el-estres/#.VdEL05cYOB0.

Otra expresión muy común es titular con “fin de la polémica: ……”. y a continuación aparece alguien que aporta un nuevo argumento sobre la tal polémica que, por supuesto la más de las veces no pone fin a la misma sino que la reaviva. Por ejemplo: “fin de la polémica: documento revela que Gardel nació en Tacuarembó”.

No puede estar ausente en esta crónica la mención de uno de los errores gramaticales más frecuentes en el periodismo de todos los estilos, (y más allá de éste); el mal uso del verbo haber en su forma impersonal: “entre los detenidos habían cuatro conocidos delincuentes”. 

Para finalizar, una mención aparte

https://i0.wp.com/www.pasadoreciente.com/hechos/1970/27%20Asalto%20banco%20Cobranzas/36B%203%2020%20Ago%2070%20p%2018%20b.jpgTodo este lenguaje lleno de muletillas de los medios de prensa es absolutamente voluntario. Pero cabe, entonces, hacer una mención a la forma en que a veces debían ingeniárselas los periodistas en épocas de censura.  Durante el gobierno de Pacheco Areco, y en el marco de las Medidas Prontas de Seguridad y de la lucha que éste llevaba contra el MLN  la palabra Tupamaros y siete otros vocablos fueron prohibidos: célula, delincuente político, comando, delincuente ideológico, subversivo, extremista y terrorista.  Como la absurda medida de prohibir estas palabras no alcanzó para que los tupamaros dejaran de existir y continuaran haciendo acciones la prensa no tenía más remedio que aludir a ellos de alguna manera. Normalmente cuando se trataba de prensa de oposición que buscaba ironizar contra el gobierno se usaba la palabra innombrables. (un grupo de innombrables cayó detenido). Pero las palabras de uso más extendido fueron sedicioso, conspirador o faccioso.

El día que se dio el golpe de estado de junio de 1973, el decreto de disolución de las cámaras prohibía adjudicar intenciones dictatoriales al gobierno. Fue famoso el irónico titular que ocupó toda la primera página del Semanario Marcha: No es dictadura

Un comentario »

  1. Muy bueno el artículo! Concuerdo en que los «periodistas» uruguayos emplean una cantidad impresionante de frases hechas. Eso me recuerda a las llamadas «frases formularias» empleadas por los aedos griegos en sus epopeyas y por los juglares medievales en sus poemas de gesta.
    Lo que más me ha llamado la atención es el reiterado error, tanto en periodismo como en traducciones literarias, del uso de «pederasta» en lugar de «pedófilo».

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    • Gracias por el aporte. En relación a la palaba pederasta hay una serie de confusiones que realmente yo también arrastraba. Tengo un recuerdo de cuando yo era niño, y como la mayor parte de los niños de mi época nos dedicábamos a buscar malas palabras en el diccionario. Recuerdo que los significados que se le daba a la palabra «puto» eran, entre otros «sodomita» y «pederasta». O sea en aquella época estas palabras se usaban como sinónimos de homosexual, y eso se reflejaba en la prensa, con lo cual el homosexualismo quedaba asociado a una connotación despectiva. Luego estos dos vocablos se separaron de la acepción de «homosexual» y pederasta se reservó para el que abusa de menores. Pero durante un tiempo también sodomita pasó a ser sinónimo de pederasta. Finalmente se separaron y sodomita designa al que practica el coito anal, lo cual no tiene nada que ver con el homosexualismo o la perversión de la pederastia. También se asocia pederastia con pedofilia, pederasta es el que abusa sexualmente, pedofilia es el que tiene atracción por los adolescentes o niños .

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  2. Estimado Salmon:

    Divertido y real el aporte de esta entrega. Me llamo la atencion (perdon por carecer de tildes) la falta de «goles son amores» o «goles errados son goles en contra» (dos clasicos) o «los goles se hacen no se merecen».

    Pero a mi me interesan mas las muletillas del lenguaje hablado y como intoxican tanto a periodistas como a declarantes, como el que la expresa no se da cuenta (o lo hace para quedar bien?) de su uso repetido hasta el hartazgo.

    Ejemplos:

    ★»y bueno» o «bueno» usado obviamente como «relleno»: «y bueno…me paso la pelota y bueno la pare con el pecho y bueno…..»

    ★ «a ver…»; parece que es imposible emitir una opinion o comentario sin comenzar diciendo «a ver» incluso usandolo antes de preguntar: «a ver…que le parece el precio del dolar?» «a ver:el precio esta determinado por…»

    ★ «de alguna manera». No hay respuesta que no este plagada de dicha muletilla: «de alguna manera los docentes tienen razon y la huelga, de alguna manera, esta justificada…»

    Saludos

    Jorge Pereyra

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    • Sí, muy bueno su aporte. Sin duda que faltan muchas, es imposible abarcar todo. Para eso están los aportes de los lectores, que seguramente seguirán llenando con otras frases más. El «a ver» se ha puesto de moda últimamente, es una forma de que la persona se tome su tiempo para pensar la respuesta. No me quise meter en las muletillas de los jugadores de fútbol como el clásico «la verdad que…». Concuerdo con usted que el habla y la escritura está plagado de palabras de relleno que no significan nada.

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      • Gracias S. Bizarro «y nada» por su rapida respuesta en una tarde «mas que apta para espectaculos al aire libre». Usted es «un referente» asi que saludos «y nada».

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  3. Por eso es mejor ser un sesentón que un sexagenario

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  4. Las frases mas trilladas son la de los periodistas en el recorrido por los comercios en las fiestas tradicionales entrevistando a vendedores y padres con niños a los que «dan letra», manipulando las cursilerias de siempre. Nunca pude entender como no arman un «trencito» con preguntas antes de salir.
    Un capitulo aparte son las entrevistas a los ciclistas, recuerdo la parodia que realizaba Guarnerio con «Ciclisto Pedales».
    Otra el chetísimo «Obvio» con que responden , poniendo cara de entendidos, a preguntas estúpidas en el Jet set rioplatense.
    Ni hablar del «dequeismo», que se suele utilizar a todo nivel. En cierta forma el medio nos va permeando la corrección gramatical y sintaxis elemental. A la larga todos vamos siendo erosionados y tendemos a confirmar la teoría de García Márquez, que proponía permisividad a la violación de reglas de la RAE.
    Por último, hablando de frases trilladas, un nabo en comentario del Post anterior utiliza el término «eximio cabeceador» que seguramente escuchó del gran Heber Pintos, que como decían en su slogan publicitario «televisaba con la palabra». Dicho relator (que muchos niegan haber escuchado fielmente) impuso frases y apodos célebres. Los relatores y sus anécdotas justificarían el desarrollo de un Post.

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    • Seguramente muchas de las formas gramaticales que hoy utilizamos como correctas fueron en su momento deformaciones de las reglas «establecidas» del idioma y dentro de unas décadas sea tan legítimo decir haiga como haya o «yo pienso de que». Además, como yo le explicaba a otro lector la real academia siempre la corre de atrás.

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  5. Me parece de particular atractivo el axioma futbolero «dos cabezazos en el área son gol» y agregaría a la jerga policial el inefable «malhechor» y el abandonado «malandrín».

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  6. Vamos salmón, usted puede más. Métase en las que duele… Parece un sexagenario… Pasar a hablar de esto, cuando están publicando información con faltas de ortografía, errores de sintaxis y «ainda mais», es hilar muy fino… Un abrazo…

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  7. Hola, Salmón. Muy interesante espacio habéis creado. En lo personal, me trae mucho más preocupado el espantoso lenguaje, tanto escrito como oral que estamos usando. Cada vez son más las personalidades públicas (profesores, maestros, ministros, políticos, médicos, catedráticos y tantas otras -personalidades) que destrozan el español usando términos que no existen o tienen diferente significado del que le atribuyen en la frase, conjugando verbos como la peste o cometiendo errores gramaticales que permiten sospechar que los mismos no han concluido la escuela primaria. Me gustaría sugerir que hicieran hincapié en estos aspectos no sólo colocando ejemplos sino dando aunque más no sea una somera explicación gramatical, etimológica, etc. para ver si se consigue crear un poco de conciencia de que nos estamos yendo al garete por considerar que hablar o escribir bien no aporta mayores beneficios económicos.
    Cito algunos ejemplos que ahora me vienen a la mente, con conciencia de que ellos no representan ni el 0.001% de las barbaridades que se leen y oyen a diario por los distintos medios.

    *Le dije que venga, le pedí que se vaya, etc. (correspondencia entre de tiempos entre imperativo y subjuntivo)

    *Hay (en vez de «ay» cuando se trata de conjunción)

    *Halla (en vez de «haya», voz de haber)

    *Hubieron (defectivo)

    *La currícula (usado como singular femenino, cuando «curricula» es el plural de curriculum en latín!)

    *Etc., etc., etc., (cuando «et cetera», en latín, significa todo lo demás)

    *Haber (en lugar de «a ver»)

    *Delante tuyo (por «delante de tí o de vos»)

    *Concusión (en lugar de «contusión»)

    *Cantastes, fuistes, vistes…..

    *Mirenlon, agarrenlan, fijensen

    *Informan de que…..

    *Comisería (por «comisaría»)

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    • Interesante el tema que usted plantea. No tengo dudas que todo lo que usted plantea son formas equivocadas (desagradables) de expresarse y a mí me chocan como a usted cuando oigo a alguien que las dice. Sin embargo se me generan algunas dudas respecto a cuáles son los criterios para decir que algo está bien o mal dicho. Ya sé que existen las reglas gramaticales, ortográficas y de sintaxis, pero muchas veces estas reglas son pasadas por arriba por la mayoría de la gente. Normalmente nos descansamos en la autoridad de la RAE como rector de nuestro idioma, pero lamentablemente su diccionario está plagado de errores y siempre le corre de atrás al idioma. Probablemente las formas que usamos hoy para expresarnos y muchos de nuestros vocablos hayan surgido de deformaciones de los «correctos», probablemente por personas que comenzaron a hablar mal y que deben haberle generado a la gente con cierta cultura de la época el mismo rechazo y desagrado que hoy le generan a usted y a mí los términos que se utilizan a diario. Y también tengo mis dudas de que esto sea una tendencia actual de degeneración del idioma. Yo la palabra comisería, así como mirenlon y haiga en vez de haya las vengo oyendo desde que tengo uso de razón. Todas estas reflexiones las voy a plantear en algún post futuro.
      Ese «habéis» suyo suena muy castizo. Saludos y muchas gracias por el aporte.

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    • Te trae muy preocupado todo este tema, pero no fuiste capaz de conjugar bien el verbo haber en tu primer renglón

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  8. Estimado Salmón,
    Marinero de primer viaje, me dirigí a ud. en plural pensando que se trataba de un grupo de personas (no quise conjugar el pomposo «vos», tan arcaico). Le agradezco su respuesta y agrego que en estas «degenaraciones» del lenguaje subyace un problema más profundo: el encasillamiento de las personas en «tribus» que cada vez tienen más dificultades en comunicarse (entenderse) unas con otras. Opino que la falta de preocupación por expresarse correctamente o el desconocimiento de las reglas básicas del idioma incide en la disminución de la capacidad de interpretar y comprender lo que oímos o leemos y termina afectando a la claridad y raciocinio de nuestro pensamiento (en este sentido, creo que tanto el lenguaje cuanto el cálculo matemático contribuyen al despeje mental y permiten desarrollar más empatía hacia las personas y el medio que nos rodea). Por eso me enoja ver que personalidades con poder de formadores de opinión adhieran tan alegremente a modismos y deformaciones estrafalarias que enseguida pasan a estar en boca y pluma de sus fieles seguidores. También por eso peno al ver que no haya una autoridad en la materia que intente hacer algo por mejorar la situación o, al menos, parar la decadencia. Lamento no tener la preparación necesaria para intentarlo personalmente… o morir en la demanda!

    Saludos,
    Hugo

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