PROHIBIDO PROHIBIR

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Otra vez debo volver sobre este tema: la mala relación que tenemos los uruguayos con la autoridad. Cada vez que alguien (gobierno, intendencia, el director de la empresa) intenta prohibir o reglamentar algo salta esa especie de anarquismo mal entendido que – sin analizar demasiado la situación – se pone de pique en contra de la disposición. Y por supuesto, si quien es el responsable de la norma es de un partido que no es el mío más irreflexivamente me pongo de punta contra ella. No sé si esto tendrá su origen en los abusos autoritarios de la época de la dictadura que nos ha generado un mal vínculo con la autoridad; tal vez sea un tema que lo deba analizar algún sociólogo o sicólogo social, pero lo cierto es que el problema es real. No nos gustan las imposiciones de la autoridad, por más necesarias que sean.

Por estos días el reflejo anarco se ha encendido como consecuencia de un anuncio de la Intendencia Municipal de Montevideo de que se iba a prohibir la circulación por las veredas de Montevideo (de todas las veredas, no sólo las de la rambla como parece desprenderse del titular de prensa en que se anunció)  bicicletas y monopatines eléctricos, estos últimos una de las nuevas maravillas tecnológicas que se han impuesto como moda. https://www.elpais.com.uy/informacion/sociedad/imm-quiere-prohibir-bicicletas-monopatines-rambla.html  En concreto el Intendente de Montevideo presentó un proyecto de decreto departamental para regular la circulación de este tipo de vehículos. http://www.montevideo.gub.uy/sites/default/files/biblioteca/nuevosvehiculosencirculacion.pdfRealmente, para este Salmón muy crítico con las gestiones municipales que históricamente ha tenido este país se trata – si es que se pone en práctica, cosa que me quedan mis dudas – de una medida sumamente acertada. Cualquiera que camine con frecuencia por la rambla de Montevideo (lo hago todas las mañanas) tiene que andar monopatínpermanente esquivando a ciclistas que se largan a toda velocidad fuera de las bicisendas y últimamente a los usuarios de los monopatines eléctricos. Este fenómeno  también se da en otras zonas de la ciudad, por ejemplo en la Peatonal Sarandí, con el agravante que el público que circula por allí no sólo es más numeroso por metro cuadrado, sino que está transitando por una zona “no deportiva”, por lo cual cuando se le aparece algún inconsciente montado en alguno de estos aparatos movilizándose a toda velocidad lo toma mucho más desprevenido y la posibilidad de ensayar una defensa es menor. Al anunciarse la medida las redes sociales estallaron de indignación, reflejando –además del ya citado reflejo anarco – una falta total de cultura de convivencia ciudadana en nuestra sociedad.  Uno de los argumentos más esgrimidos es que  – en la medida que el decreto dice que estos vehículos podrán circular solo por las bicisendas o por la calzada – es que se “condena”  a los usuarios a asumir riesgos innecesarios, ya que al circular por la calzada existe el peligro de que los atropelle un auto. Si bien este peligro es cierto, también es cierto que los usuarios de estos adminículos no pueden traspasarle el riesgo a los peatones que circulan tranquilamente y con todo derecho por el lugar que normal y naturalmente les corresponde: la vereda. Muchos intentan minimizar el problema diciendo que nunca se ha visto que una bicicleta o un monopatín haya matado a un peatón, y sí un auto a un ciclista;  tal vez eso sea cierto, pero con ese criterio deberíamos permitir por ejemplo que la gente arroje basura a la calle, ya que nunca la basura mató a nadie o permitamos que las aceras estén en mal estado, porque un tropezón en una vereda podrá provocar una caída pero no una muerte. Seguramente la gente que se lleva buenos porrazos por un golpe de una bicicleta, los que sufren alguna fractura o las personas mayores de edad que sufren daños graves no generan noticias en los medios, lo cual no quiere decir que no sean hechos que hay que prevenir . Y tampoco son noticia las personas – por lo general de mayor edad – que dejan de transitar por estos lugares porque los consideran peligrosos.  Es que buena parte de la ciudadanía ha perdido espacios debido a la este tipo de circulaciones.  También se maneja el argumento de que “en lugar de prohibir se deberían construir ciclovías o bicisendas para que cada uno tuviera su lugar por donde andar”. Y si bien suena razonable no deja de ser un argumento un tanto ingenuo. Porque por más que nos parezca mal que no haya ciclovías, mientras las ciclovías  no están no hay por qué obligar a los peatones a pasar mal. Con ese criterio también deberíamos permitirle a los autos transitar por las veredas cuando hay alguna calle levantada. O sin ir a un ejemplo tan extremo o ridículo, tolerar que las motos se metan por las ciclovías o las veredas cuando el tránsito está muy congestionado, cosa que efectivamente ocurre y el argumento sería: “en lugar de prohibirle a (los autos) las motos circular por (la vereda) las ciclovías deberían (arreglar las aceras) ensanchar las calles para que no hubiera embotellamientos. Pero además tampoco es cierto que no se hayan hecho ciclovías. Está lleno de ellas, nunca se hicieron tantas como en los últimos años. Yo diría que hay demasiadas, ya que muchas de ellas son muy poco usadas y los único que contribuyen es a entorpecer el tránsito. Transito a menudo por la Ciudad Vieja y raramente veo ciclistas usando las bicisendas correspondientes, que podrían ser usadas en lugar de la Peatonal Sarandí para el desplazamiento de estos rodados. En cambio encuentro camiones de reparto estacionados en ellas, motos que las usan y algún auto apurado que las invade para que se baje algún ocupante. Es que todo forma un combo de falta de cultura de convivencia ciudadana. Es cierto que faltan ciclovías en la rambla – y las que hay como he dicho en otros posts están todas mal hechas – pero también es cierto que la mayor parte de la gente que anda en bicicleta por la acera de la rambla lo hace por diversión o deporte, no porque dependa de ese medio para trasladarse.  También está el clásico argumento de compararse con otros países del primer mundo. ¿Por qué no podemos ser como Dinamarca o Suiza? Claro que podríamos, si tuviéramos una estructura de ciudad diferente, un transporte público más eficiente y – sobre todo – ciudadanos con cultura cívica respetuosos de los derechos de los demás. También podríamos tener una ciudad limpia como en estos países. Pero no la tenemos. ¿Por qué? Porque los montevideanos somos unos desprolijos que no valoramos lo que es el orden y la limpieza y eso se refleja no solo en el poco cuidado que tenemos con el manejo de la basura, sino en como asignan sus prioridades los gobiernos departamentales. Y por supuesto, cuando se pone como ejemplo otros países se seleccionan los ejemplos que favorecen la postura “anarca”. ¿Por qué no citar lo que ocurre en Nueva York donde recientemente han prohibido los monopatines electrónicos por considerarlos peligrosos? https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Los-monopatines-conquistan-el-mundo-pero-Nueva-York-se-planta-firme-contra-ellos-uc719876 . Seguramente Nueva York no cuenta,  no es cool, después de todo es la capital del imperio. Y por último el argumento final: sería imposible controlar. El clásico “no se puede”. Y en principio parece lógico: destinar inspectores a recorrer zonas de Montevideo permanentemente a la búsqueda de infractores parece absurdo y sumamente costoso.  Sin embargo, hay formas sencillas de controlar. Cuando es muy costoso controlar algo el control no debe ser permanente, sino aleatorio, pero la sanción sumamente alta. Si los controles aleatorios se hacen con una frecuencia mínima el individuo sabe que no hay una probabilidad muy alta de que lo encuentren infraganti, sin embargo esa probabilidad es algo mayor de cero y si lo llegan a encontrar el castigo puede ser muy alto. Una especie de lotería, pero al revés. El mismo  razonamiento, por ejemplo, por el cual cuando a uno le ofrecen en el trabajo entrar en el número de lotería colectivo de fin de año uno entra aunque sabe que la probabilidad de ganar es muy baja. ¿pero si llega a salir y yo justo no compré? Un ejemplo de esto son algunos países donde a nadie le piden el boleto cuando sube al ómnibus. Sin embargo, si hay una inspección y a uno lo encuentran en falso lo puede pasar muy mal. En este caso es lo mismo: basta que de vez en cuando los inspectores hagan algunas incursiones totalmente aleatorias ( y por ello no previsibles, no vale que salgan una fecha fija del mes, por ejemplo)  y que la multa sea muy alta: podría incluir confiscación por un tiempo de la bicicleta incluso. ¿y cómo se multa a un ciclista o a alguien que usa un monopatín? Se supone que todo el mundo tiene que andar con documentos o algo que lo identifique encima (de hecho los monopatines se activan con tarjeta de crédito). Los inspectores o policías deberían  tener la potestad de retener estos documentos, en función de los cuales aplicar las multas. (viene la pregunta: ¿y el que no lo tiene? lo acompaño a su casa y me lo da o vamos a la comisaría y llama a alguien para que se los traiga). Solo falta que exista voluntad para ello. El tema que cuando muchas personas aluden a la dificultad de controlar no lo hacen caprichosamente. La experiencia muestra que muchas veces los inspectores salen a controlar al principio de la vigencia de la norma y después desaparecen. Eso no es un control aleatorio, sino que es desidia y falta de voluntad. Y una cosa muy importante. Muchas veces muchos hábitos comienzan a través de la represión. Comienzo multando a quienes transgreden, hasta que en algún momento el hábito cambia solo, sin necesidad de represión. Es la forma por la cual los niños aprenden lo que está bien o está mal (según el criterio de sus padres, obvio). Al principio actúan ante la amenaza del castigo, luego lo incorporan naturalmente en sus conductas y siguen haciéndolo normalmente de adultos. Así pasó, por ejemplo, con la prohibición de fumar en espacios cerrados o – por lo menos en algunos barrios – las sanciones por no levantar la caca de los perros.

Un comentario »

  1. Somos hijos del rigor. Ya lo dijo Lorenzo Latorre : *Los orientales son ingobernables*…. Que era un dictador?cierto, pero no deja de ser verdad. A veces un defecto se transforma en una virtud, sobre todo si es conveniente para justificar las convicciones personales.
    No quiero extenderme mucho porque es un tema serio, ud. sabe que lo mio es la chacota y después me arrepiento de lo que digo. Pero hablando en serio, creo que estamos en un pëndulo histórico, que va del rigor extremo a la tolerancia irresponsable, sin término medio.
    Es lamentable que por no saber administrar nuestros derechos y ob!igaciones terminemos limitando nuestras libertades .
    Nunca imaginé que al final de mi vida iba a estar deseando que colocaran una cámara de vigilancia del MInterior frente a mi casa, para que el Gran Hermano me pueda cuidar. S,í ya së, me fui para otro lado…chau. Ahora me voy para la casa de mi vieja, a ver que cosa se robaron esta vez los *rastrillos* . (en cualquier momento salgo en la crónica policial).

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  2. Ignatius J Reilly

    Como que no podemos parecernos a Dinamarca? Si ahora tenemos estaciones de descanso! No creo que la mentalidad rebelde tenga nada que ver con la dictadura, de hecho nuestra dictadura fue menos severa que en paises vecinos. No se, alguien dijo alguna vez que los uruguayos estamos muy influidos por el anarquismo español. O tal vez sea que en el resto del mundo son demasiado reglamentaristas. Quien sabe.

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  3. tao_misantropo

    creo seria mas fácil lograr que los leones sean vegetarianos que cambiar las costumbres y «viveza criolla» de los orientales del rio uruguay

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  4. tao_misantropo

    es que en este país no corre el “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago” la gente ve que los de arriba se cag.. en la ley,plebiscitos,normas,reglas, impunes por sus fueros, corrupción ,coimas, chambonadas y entienden que si uno lo hace lo podemos hacer todos,(criterio lógico) pero bueno viendo los candidatos que tenemos, para el futuro parece que todo seguirá igual

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  5. si nuestro heroe maximo era contrabandista (de hecho no lo era, pero nuestra historia así lo festeja), que dejamos para el resto?
    Si nos decimos charruas (que en realidad cultural e historicamente tenemos mas de guaraníes que de éstos), y los catalogabamos como ladrones, salteadores, inadaptados, y autoexcluidos. Por algo la eleccion de «nuestro» origen…

    Pero ademas, siempre nos elogiamos la rebeldía, y que es la rebeldía sino el rechazo a la autoridad, al stablishment, al status quo, o hasta al propio destino, autoridad maxima si las hay.
    Por otro lado, quien no disfruta transgredir alguna norma, por pequeña se sea?
    O romper la dieta?, o cualquier otra cosa que marque un orden.

    De hecho no es el espiritu de un Salmon? Ir contra la corriente, contra lo establecido, contra la norma?
    No se me haga trucha, no se vuelva neo progresista, que no lo imagino mirando el cable de los scheck como un buen «nuevo uruguayo»…

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