ES EL VOTO QUE EL ALMA PRONUNCIA

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Se acercan las elecciones y celebramos todos el ejercicio de nuestro derecho al voto. Estamos desde 1984 acostumbrados a la democracia (el período mayor de vigencia ininterrumpido de nuestras instituciones de toda nuestra historia) y  según todas las evaluaciones internacionales nuestro sistema político está muy bien evaluado. Nuestra democracia parece ser de las más sólidas y plenas del mundo.

Pese a ello, siempre hay cosas para mejorar. Y algo muy importante para que una democracia funcione es que los individuos seamos totalmente libres para elegir. Y nuestro sistema electoral contiene ciertas restricciones que hacen que la elección no sea totalmente libre y genere, por lo tanto, ciertas distorsiones en la hora de seleccionar a nuestros gobernantes. Por supuesto, ninguna de estas restricciones son comparables a las vividas en la primera elección del regreso a la democracia en 1984 donde dos de los más importantes líderes políticos del país – Líber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate – estaban proscriptos (entre otros). Se trata más bien de algo relacionado con la ingeniería electoral.

Hasta la elección de 1999, donde por primera vez operó la reforma constitucional del 97 que establecía balotaje, candidato único por partido elegido en elecciones internas y separación en el tiempo de las elecciones nacionales y departamentales, el elector estaba aún más constreñido en su libertad de elección. Regía en aquella época la acumulación de votos por sublema. Esto es, cada partido podría presentar la cantidad bordaberry dictadorde candidatos que se le cantara (cada candidato se presentaba en un sublema dentro del lema, que era el partido) y todos ellos sumaban sus votos. El presidente surgía del candidato más votado del partido más votado. Era como que la interna se hacía simultáneamente con la elección presidencial. Entonces se daban cuestiones totalmente paradójicas. En la elección de 1971, por ejemplo, el partido colorado se presentó con 6 candidatos: Juan María Bordaberry, Jorge Batlle, Amílcar Vasconcellos, Manuel Flores Mora, Juan P. Ribas, Juan Luis Pintos; en realidad 7 si consideramos que el presidente Pacheco Areco se postulaba a la reelección si la reforma constitucional que la habilitaba – y se plebiscitaba simultáneamente con la elección – era  aprobada. Los 6 candidatos que se postulaban por el régimen constitucional vigente – más allá que Ribas y Pintos no llegaron a los diez mil votos entre los dos –  representaban prácticamente todo el espectro ideológico del país (exceptuando aquellos de ijorge batlledeología marxista). Utilizando los perimidos, pero a veces útiles, conceptos de derecha o izquierda, en el extremo derecho se ubicaban Bordaberry y Ribas, en el caso del primero – como quedaría demostrado más tarde – se trataba incluso de una derecha golpista y antidemocrática.  Más al centro estaba Jorge Batlle y hacia la izquierda se ubicaban Vasconcellos, Flores Mora y Pintos. El programa de Vasconcellos y Flores Mora de aquella época prácticamente no difería del del Frente Amplio: proponían estatizar la banca, el comercio exterior y hacer una reforma agraria. Eran lflores moraos herederos del primer batllismo – el de Pepe -, aumentado por el radicalismo de Julio César Grauert y sin demasiadas diferencias con el de Zelmar Michelini o Alba Roballo. De hecho cuando se crea el Frente Amplio Vasconcellos y Flores Mora estuvieron a punto de integrarlo. Hay versiones que indican que incluso se le ofreció a Amílcar Vasconcellos la candidatura a presidente. La única diferencia entre Vasconcellos y Flores Mora y el resto de los batllistas que se pasaron al Frente Amplio es que aquéllos no querían integrar una alianza donde estuvivasconcellosera el Partido Comunista. Por ello se quedaron en el Partido Colorado. Entonces se daba una situación muy paradojal. Un votante batllista de los de viejo cúneo, con simpatías hacia la socialdemocracia  votaba a Vasconcellos  (incluso había un acuerdo electoral entre Vasconcellos y Flores Mora ; la fórmula presidencial era Vasconcellos Flores Mora, pero si esta fórmula ganaba y las listas de Flores Mora sacaban más votos Vasconcellos renunciaba y el presidente era Flores Mora). Vasconcellos y Flores Mora eran fuertes opositores al gobierno de Pacheco Areco, por más que fueran del mismo partido, y mucho más de su delfín Bordaberry. Tampoco eran muy afines con el grupo de Batlle. (De hecho Flores Mora se había batido a duelo con Julio María Sanguinetti y Jorge Batlle). Pero como ambos estaban en el mismo partido los votos de Vasconcellos-Flores Mora se sumaban con los de Bordaberry y Jorge Batlle. En otras palabras el triunfo de Bordaberry en las elecciones de 1971 no hubiera sido posible sin los votos de Vasconcellos-Flores Mora que estaban en sus antípodas ideológicas. De hecho la fórmula aportó al partido 48.000 votos y la diferencia de éste con el Partido Nacional fue de doce mil. Los batllistas socialdemócratas de izquierda terminaron dándole el triunfo a un golpista de derecha. Esta situación llevó a alguien como Hugo Batalla decir, años después, que en Uruguay el voto era tan secreto que ni siquiera quien votaba sabía a quién estaba votando. Y sí, votaba a un social demócrata y eso le daba la victoria a un golpista. Algo parecido pasaba en el Partido Nacional, aunque al revés. Ahí los candidatos eran 3: Wilson Ferreira Aldunate, Mario Aguerrondo y Antonio Fadol. Dejando de lado este último candidato aguerrondominoritario (sacó 35 votos) lo cierto es que el General Aguerrondo era también un exponente claro de la derecha golpista. Sin embargo sus votos se sumaban con los de Wilson Ferreira Aldunate, que era un candidato de centro izquierda, cuyo programa se parecía mucho más al del Frente Amplio o al de Vasconcellos-Flores Mora que al del grupo de Aguerrondo (también proponía estatizar la banca y  reforma agraria). Los principales cuadros civiles de la dictadura provinieron del pachequismo y del aguerrondismo. La paradoja es aún mayor si pensamos que esos aguerrondistas en 1971 juntaron votos con Ferreira Aldunate y unos años después estaban ayudando a perseguirlo. Wilson Ferreira se refería al sector aguerrondista de su partido como “blancos baratos”. De hecho, cuando Bornuestro compromiso con usteddaberry comienza su gobierno en 1972, su coalición la integraba el sector de Pacheco, el de Jorge Batlle y el de Aguerrondo. Vasconcellos, Ferreira y el Frente Amplio eran la oposición.  Los partidos políticos eran cualquier cosa menos partidos y en definitiva el ciudadano veía acotada su posibilidad de elegir: si me gustaba Vasconcellos, pero no quería que saliera presidente Bordaberry tenía que especular con quién de los dos sacaría más votos, para ver cuál de ellos le daba el triunfo a cuál. Seguramente muchos simpatizantes de Vasconcellos terminaron votando fuera del Partido Colorado para no darle el voto a Bordaberry. O muchos aguerrondistas lo hicieron por Bordaberry por la misma razón respecto a Wilson Ferreira.

Por otra parte, existía otra limitante para el elector. Y era respecto a las candidaturas a la Intendencia. No se podía votar a candidatos a intendentes de distintos partidos de los que se votaban a la presidencia. En 1984, probablemente, muchos colorados o blancos no estuvieran dispuestos a votar al Frente Amplio para la presidencia, pero hubieran estado dispuestos a darle una oportunidad a Arana como intendente de Montevideo. Después de todo era algo nuevo, Arana generaba cierta simpatía en los no frentistas, y muchos hubieran estado dispuestos a efectuar un experimento político de riesgo controlado. Pero no se podía. Había que votar in totum: presidente, intendente, senadores y diputados tenían que ser del mismo partido. Incluso presidente, senadores y diputados, del mismo sublema (si votaba a Bordaberry no podía votar los senadores de Jorge Batlle). Solo se permitía cruzar el voto a intendente entre sublemas, pero – como vimos – no entre partidos.

En las elecciones del 84, el 89 y el 94 los partidos tenían un poco más de homogeneidad ideológica, ya eran matices los que separaban a los candidatos, pero la ley de lemas seguía oscureciendo la elección. Por otra parte el sistema había dejado de ser bipartidista, incluso además de los tres partidos grandes habían surgido algunos partidos menores (el Partido por el gobierno del Pueblo de Hugo Batalla en 1989 fue votado por casi el 9% del electorado, y el Nuevo Espacio de Rafael Michelini casi por el 5% en 1994). Eso llevaba a los votantes a especular nuevamente. “Me gusta Batalla, pero si voto por él le saco votos a las fuerzas que le pueden hacer más fuerza al Partido Colorado o al Partido Nacional que no quiero que ganen, entonces voto a otro”. En 1994 fue peor. La distancia entre el partido que llegó primero (el Colorado) y el que llegó tercero (El Frente Amplio) fue de 1.7 puntos porcentuales). Seguramente muchos de los casi 5% del electorado que votaron a Michelini se habrán querido matar cuando se dieron cuenta que su voto había posibilitado un nuevo triunfo del Partido Colorado.

Por todos estos motivos, se efectuó una reforma constitucional – el sistema actualmente vigente – que introdujo, como ya hemos dicho, la elección de candidato único a la presidencia mediante elecciones internas, el eventual balotaje y la separación en el tiempo de las elecciones presidenciales de las departamentales. Todos estos cambios dotaron, sin duda de una mayor libertad al elector.  La primera, la más obvia de todas las mejoras fue que, al hacerse en elecciones separadas las nacionales de las presidenciales, el elector no estaba atado a las restricciones de votar al mismo partido para cada uno. Y a la prueba están los resultados.  En el cuadro que se muestra a continuación se ven las diferencias por departamento entre los votos que cada partido recibió en las elecciones departamentales y en las nacionales respectivamente.

resultado elecciones

Si bien hay unos 6 meses entre una elección y la otra los resultados son perfectamente comparables, ya que en ese período (que suele ser mayoritariamente de transición pollítica) no ocurren grandes cambios. Se puede ver cómo en algunos departamentos las diferencias entre una elección y la otra son notables , lo que da idea de la ganancia en libertad de elección que  ha tenido el elector para elegir intendente (o presidente, según como se lo quiera ver). Si las elecciones hubieran sido como antes, y la gente – en su dilema – hubiera priorizado el voto a la intendencia el Frente Amplio no hubiera obtenido mayoría absoluta. Si hubieran priorizado el voto a la presidencia (como parece lógico) el Frente Amplio hubiera ganado 15 intendencias y no 6 como efectivamente ocurrió. Seguramente los resultados electorales se hubieran movido entre estos dos extremos.

Por otra parte, en la medida que existe candidato único por partido, los votantes saben a quién están efectivamente votando. Y al haber balotaje se termina la especulación. El riesgo que dos partidos más cercanos ideológicamente (como el Blanco y el Colorado) se “eliminen entre sí” favoreciendo el triunfo del que está más alejado ideológicamente (el Frente Amplio) se diluye. Los votantes, en principio, pueden votar a su candidato favorito en la primera vuelta sin preocuparse si tiene o no chances, o si su voto va a diluirse permitiendo el triunfo del que menos quiere que gane. Esto favorece a los partidos más pequeños. Puedo votar a mi candidato, sin miedo a “tirar” el voto. También se avanzó en libertad en lo que se refiere a la elección del parlamento. Ahora si voto a Talvi puedo hacerlo con la bancada parlamentaria de éste o la de Sanguinetti. Antes – como vimos – presidente y representantes – iban pegados. Por otra parte, si me gusta un candidato de un partido menor que no tiene posibilidades para ganar la presidencia, puedo llevarlo al Senado o a diputados sin riesgo de “tirar” el voto, ya que para elegir presidente me queda la segunda vuelta. Aunque, como veremos estas dos mejoras son un poco relativas.

Sin embargo, todavía quedan algunos aspectos en los cuales la libertad de elección de los ciudadanos queda limitada. Primero, en la elección departamental. Si bien el avance al separarlas de las presidenciales es enorme, al no haber balotaje y al permitirse varios candidatos por partido se replican – aunque en menor medida – los vicios que existían en la elección presidencial antes de la reforma del 97, prestándose para la especulación. Por ejemplo, sé de mucha gente no frenteamplista que en la última elección departamental votó por Daniel Martínez porque – presuponiendo que el partido que iba a ganar era el Frente Amplio – le daba pánico que ganara Lucía Topolansky y elegía lo que para él era el mal menor. El voto anti Topolansky, paradójicamente, ayudó a que muchos no frentistas contribuyeran a que el Frente ganara en Montevideo. Tal vez hubiera ganado igual, no lo podemos saber, pero en una elección más pareja eso podría haber sido decisivo. Para un partido, entonces, puede ser una buena estrategia presentarse con dos candidatos a la intendencia, uno de los cuales sea muy resistido.

Pero la limitación más importante es en lo que se refiere a la elección de los parlamentarios y proviene de la absurda imposibilidad de votar senadores y diputados de partidos distintos al candidato a presidente que se está votando. Hoy puedo elegir dentro del mismo partido – algo que antes no podía. Podría darse el caso, por ejemplo que Talvi fuera electo presidente, pero que el sector de Sanguinetti tuviera más senadores o diputados que él. Eso no está mal. Lo que está mal es que me vea obligado a votar presidente y parlamentarios de un mismo partido. Una de las bases de la democracia es la separación de poderes. Entonces ¿por qué me veo obligado a que los candidatos al poder legislativo y al poder ejecutivo que vote sean del mismo partido? Parece un contrasentido. Pero hay más. Este sistema perjudica a los partidos chicos. Supongamos que no me gusta el Frente Amplio, simpatizo con el Partido Independiente y quiero que Mieres llegue al Senado porque además me parece un tipo con aptitud para el cargo. En las elecciones de 2014 no tenía problemas. Lo votaba a presidente y para senador, y sabía que mi voto no se perdía porque era cantado que, o bien el Frente ganaba en primera vuelta, o bien había un balotaje entre éste y el Partido Nacional. En ese escenario votar a Mieres no me cambiaba nada, pero sí me permitía llevarlo al Senado. Pero supongamos que haya incertidumbre entre quién es el candidato a acompañar al Frente Amplio en el balotaje, como parece ser el escenario de 2019, tal cual anuncian las encuestas. Y supongamos que no me es indiferente quién quiero que le dispute al Frente la presidencia. Para poner un ejemplo actual quiero que sea Talvi y no Lacalle Pou el que vaya al balotaje. Más aún, tengo ciertas simpatías por Talvi, más allá de que sigo siendo del PI. Ahí me enfrento a un dilema entre dos cosas que quiero: quiero que Talvi vaya al balotaje (porque me gusta como presidente), pero yo soy del PI y quiero que Mieres sea senador. Me interesaría además tener a Talvi presidente y gente como Mieres en el Senado controlando.  Al estar “pegada” la elección para senador y para presidente – por más que sean de poderes diferentes en un país con separación de éstos – no puedo votar libremente. De hecho, el ejemplo no es totalmente ficticio. Hay mucho simpatizante del PI que va a votar por Talvi. Por otra parte ¿a cuántas personas de todos los partidos hemos oído que le gustaría que Mieres fuera senador, pero no lo votan porque es renunciar a incidir en quién quieren que vaya al balotaje?.

¿Cómo se soluciona esto? Hay varias formas. La más sencilla es simplemente separando la elección de parlamentarios de la de presidente. Ya sea haciendo elecciones separadas o haciéndolo en la misma, pero dando esa libertad, como se hace en otros países (Estados Unidos, por ejemplo). Cuando se hizo la reforma del 97 que separaba las departamentales de las nacionales se optó por separarlas en el tiempo, generando un gasto adicional  al hacer más elecciones. Parece que el constituyente pensó que los electores no eran lo suficientemente vivos como para darse cuenta que podían votar a partidos distintos si la elección era en el mismo acto.  Pero no hay ningún problema para que en una misma elección se elija presidente, intendentes, diputados y senadores, dando las libertades de voto necesarias.

Y por último, lo que también habría que eliminar son las listas sábanas donde uno no sabe a quién vota tampoco. En una agrupación política de las que suelen sacar muchos votos, normalmente se publicita el nombre del primero a la lista del Senado como el llamador para el votante. “Vote a Estupiñán a Presidente con la lista de Pérez Toja al Senado”. Pero en realidad todos sabemos que como el grupo de Pérez Toja es grande éste va a ser elegido de todas formas. Al que terminamos eligiendo – o sea al que nuestro voto decide en el margen – es al que está en el quinto o sexto lugar, al cual muchas veces ni conocemos quién es o directamente no nos gusta, y votamos pensando que elegimos a Pérez Toja, cuando estamos eligiendo a Cornalejas que no nos gusta para nada. Y ni qué hablar la endemoniada ingeniería para elegir diputados. Resulta que elijo un diputado por mi departamento, pero termino eligiendo uno de otro, que seguramente no conozca, desvirtuando totalmente la idea que está detrás de la elección departamental de diputados, que es lograr mayor proximidad entre el votante y su representante. El elector debería tener la oportunidad de tachar los que no les gusta de las listas, tal cual se hace en otros lados. Claro, se correría el riesgo de que algunos cargos queden vacíos.

Un comentario »

  1. tao_misantropo

    Hola Pez,me parece que no entiende como funciona la «democracia electoral» en EE UU ,donde en las ultimas quien gano las elecciones (Trump)tuvo 3 millones de votos menos que (Clinton) quien perdió,no solo acá son «raros» los sistemas, allí no solo su voto puede no ir a su representante elegido sino que ademas puede no valer para su candidato a presidente acá le dejo algo que lo explica

    https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37933771

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    • Ileana Renfrew

      Tao: perdone el atrevimiento de que conteste su pregunta sin que tal pregunta me fuera dirigida. Sobre EEUU: un ciudadano vota a varios candidatos para los cargos disputados y todos pueden ser de diferentes partidos, un demócrata para presidente, un republicano para senador, un verde para representante, etc. Ese es el voto popular, directo. También, esta el Colegio electoral, que es mas difícil de entender. Es porque cada estado de la union tiene dos senadores, independientemente de la población. Así, en un estado pequeño, con poca gente, un candidato requiere muchos menos votos para ganar que en uno grande como Texas. De ahi la diferencia entre voto popular y el colegio electoral que cuenta solo para presidente y senador. La cámara de representantes refleja el tamaño de la población. de cada estado. En general no hay discrepancias, pero en el caso de Trump la hubo. Gano mas estados que Clinton, que si gano los estados con mayor población. Algunos quieren eliminar el colegio electoral y atenerse solo al voto popular. Un consecuencia sin embargo, podría ser que los estados grandes serian los determinantes de las elecciones. Y no esta del todo mal, pero esos estados con mayor población son los mas urbanizados, y así, ciertos intereses de otros estados mas rurales podrían ser ignorados. Yo vivo en Michigan, sobre los grandes lagos, que constituyen la reserva mas grande de agua dulce del país (compartidos por otros estados y Canada). Todos los limítrofes a los lagos, los cuidan celosamente. Es algo codiciado por los estados cuya naturaleza es desértica (como Arizona, California, gran parte de Texas, Nuevo Mexico) y que han ya terminado con el agua de acuíferos, ríos que han desviado, etc,. Si los estados lindantes a los lagos perdieran peso electoral, enseguida esa agua podría ir a California para su agricultura, césped en las casas, etc. Por eso, en lo personal, prefiero que siga el colegio electoral y nuestros dos senadores.Espero haber podido aclarar algo y no confundirlo mas.

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      • Estimada Ileana: Usted me ha ahorrado el trabajo de explicarle a tao que sí entiendo el sistema electoral estadounidense y que sus peculiaridades se derivan de que Estados Unidos es un país creado en función de un pacto federal de distintos estados. No sé si el voto por estados es mejor o peor que el voto popular (usted ha dado buenos argumentos a favor del foto por colegio), pero lo que sí quiero marcar es el total desenfoque de tao, ya que el post no trata en absoluto sobre el sistema electoral nortemericano, no lo pondera ni lo critica, sino que simplemente lo usé como ejemplo para mostrar que es posible votar en una misma elección candidatos para distintos poderes del estado. Así que tao, en la próxima lea mejor el post. Su comentario está fuera de tema. Y tampoco está bueno juzgar sobre qué entiende o no entiende el otro sin saber.

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      • Ileana, si bien estoy de acuerdo con que esto es irse de tema, como dice el Salmón, ya que nos fuimos por esa rama me permito acotar que el principal problema que tiene el colegio electoral yanqui no son los estados con representación mínima, sino que todos los votos de un estado vayan al ganador, sin respeto por la proporción de votos que obtuvo cada candidato en ese estado. Por supuesto que eso también tiene raíces en que ese país es una unión de estados, pero en realidad cada estado es libre de decidir votar en bloque o no (Nebraska y Maine no votan en bloque). Esto es lo que permite que un candidato pueda ganar un estado con el 51% y obtener los mismos votos electorales que otro candidato que gana un estado de tamaño similar con el 99% de los votos.

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  2. Muy buen artículo como siempre. En lo único que no concuerdo es en que, si bien es cierto que los poderes son independientes, todos sabemos que a menudo el Ejecutivo y el Legislativo se pisan mutuamente en facultades, y para un presidente es muy difícil gobernar sin un Legislativo afín, por lo que, de no tener mayorías absolutas, generalmente intentan formar una coalición. En ese sentido, lo que pasa en los países como EEUU donde tienen las elecciones desacopladas, es que en la elección presidencial la gente vota ilusionada a un partido con su candidato, y típicamente gana por escaso margen. Luego con el paso del tiempo, casi indefectiblemente el presidente electo se va desgastando y va decayendo su imagen pública, lo que impacta sobre todo su partido, y en las elecciones legislativas su partido siente el impacto y termina perdiendo alguna de las dos cámaras, lo que impacta sobre la gobernabilidad. En definitiva, tienen 2 años de gobernabilidad y los otros 2 años hacen lo que pueden. No parece muy productivo.

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    • Sí, por supuesto que es jorobado gobernar con un parlamento al que no se controla, pero mucho peor es gobernar con mayoría absoluta. Ahi no hay nadie que frene. Gobernar sin mayorías pone a prueba la madurez del sistema político. Estoy de acuerdo con usted que la elección legislativa a mitad de partido es contraproducente. le agrego algo, el ejemplo de Argentina. Macri no se animó a hacer ciertas cosas que podían ser impopulares en el corto plazo porque tenía elecciones legislativas en el medio de período. Sabemos que a veces no hay más remedio de hacer cosas que a la gente no le guste. Prefiero la elección legislativa en el mismo momento de la presidencial. Así tenemos las reglas de juego marcadas para todo el período

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  3. Estoy de acuerdo con casi todo lo que dice este artículo y hasta me siento identificado con lo de salmón en algunos temas. Van algunos comentarios particulares.
    En la elección del 71, ¿no pasó que algunos pensaban que votaban a Pacheco y votaron a Bordaberry? en ese caso lo de no saber a quién votaban fue peor aún de lo que dice el artículo.
    Yo estaba completamente de acuerdo con eso de poder votar parlamento de un partido y presidente de otro hasta que me di cuenta que en la mayoría de los países de Europa no se puede y hasta es peor. En Europa uno vota únicamente al parlamento y luego es el parlamento el que decide quién es el presidente. Y ahí es que me viene la duda porque en general ellos hacen las cosas mejor que nosotros. Entonces me quedan tres opciones: o efectivamente nuestro sistema es mejor que el de ellos y podría ser aun mejor si se pudiera votar parlamento de un partido y presidente de otro, o existe una buena razón por la cual ellos hacen lo que hacen (y no la sé) y nuestro sistema sería un híbrido entre el de EEUU y el de Europa que logra captar lo mejor de cada uno, o existe esa buena razón que desconozco para hacer lo que hacen en Europa y nuestro sistema al ser un híbrido corrompe completamente la idea y termina siendo ni una cosa ni la otra.
    Lo de cambiar el departamento del voto viene de la suposición de que el votante, ante la realidad de que su candidato no alcance la cantidad de votos necesarios, prefiere que su voto valga para un diputado del mismo partido aunque de otro departamento, antes que para un candidato del mismo departamento pero de otro partido. Creo que conociendo la realidad uruguaya esa suposición parece razonable. Pero estoy de acuerdo que el mecanismo es endemoniado, realmente azaroso en algunos aspectos y debería cambiarse aunque también creo que no es tan grave. Lo peor que tiene es que actualmente los partidos chicos obtienen, básicamente, un diputado por Montevideo y el resto por los otros departamentos de una manera realmente azarosa y lamentable.
    Por último me da la sensación, y espero que no se ofenda por el atrevimiento, de que ese ejemplo de Mieres y Talvi es lo que le está pasando a usted mismo aquí y ahora jejeje.

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    • en Europa los sistemas son parlamentarios, por eso es que uno no vota presidente. De nuevo, depende de la madurez del sistema político y de si el sistema es bipartidista o no. Mire el ejemplo de España, incapaz de formar gobierno. Lo hubieran solucionado fácil si tuvieran un sistema de balotaje. O también el caso de Italia, muy parecido. Respecto a su sensación del final… no me ofendo para nada de que tire verdes para recoger maduras.. Eso sí, no voy a picar en su anzuelo. Jaja.

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  4. estoy practicamente en un todo de acuerdo con el salmon. En mi opinion aca seguimos adorando a los reyes, por eso somos tan presidencialistas. Sabemos que el que representa al pueblo, es el parlamento. Es el unico que en su conjunto recibe el total (o casi) de los votos. A diferencia del ejecutivo, que solamente recibe entre un 40 y un 50.

    Para ser 100% representativo el voto en blanco deberia ser considerado a la hora de asignar un diputado o senador, y ser contado como tal, y encaso de conseguir la suficiente cantidad de votos, dejar un escaño vacio, representando a quien no quiere a ninguno.

    Y en lugar de balotage, lo que se deberia hacer es octubre, eleccion presidencial y departamental, permitiendo el voto cruzado. Noviembre, diputados y senadores, en planchas diferentes y permitiendo el voto cruzado, porque el representante departamental debe cumplir funciones y/o intereses diferentes a las del representante nacional.

    Los ediles los incluiria en la lista departamental, dado que al ser mayoria obligatoria para el que gana, casi ni tiene sentido permitir un voto cruzado.

    Una eleccion menos, se fortaleceria la representatividad, el contacto y la publicidad para los legisladores (porque no irian colgados del presidente), y daría la libertad necesaria al elector para representarse en cada uno de los ambitos de la mejor manera, y con menores calculos de conveniencia electoral.

    Esto va mas allá de si europa o usa hacen esto o aquello, no somos europa. Nosotros luchamos por la libertad y la independencia, las elecciones reafirman la autodeterminacion del propio pueblo a elegir su conduccion. Tiene un sentido mas hondo que solo elegir un gerente general y un directorio para manejar la empresa pais…

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    • o sea que lo que está proponiendo es que primero se elija el presidente directamente sin balotaje (digamos los ejecutivos). y después que se eligió el presidente, con las cartas a la vista se elija el parlamento. Invirtiendo de alguna manera la lógica. la gente en las legislativas le diría al presidente con quién quiere que gobierne No parece disparatado, tendría que pensarlo un poco más.

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      • es mas que nada por el concepto,
        Para mi es mas importante el representante, antes que el ejecutivo. El preliminar debe ir antes que el partido de fondo. 😛

        Pero, en lo referente al orden, el tener primero al presidente, implica que se puede armar un parlamento que le ponga freno. Que lo controle. Da esa posibilidad. Aunque tambien se pueda dar la posibilidad de darle un parlamento con mayorias absolutas para que pueda derrapar a gusto. Pero, como eso ya pasa ahora, no creo que pueda ser peor la alternativa…

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  5. tao_misantropo

    nunca entenderé muchos pensamientos fijos de los orientales del rio uruguay, como : la reelección de presidente no es buena idea..(cual seria el problema si es reelecto mediante voto de la gente?)pero si lo es la de los legisladores (cual seria la diferencia?), o es preferible un parlamento sin mayorías que uno con ella, o sea es preferible pasar todo el periodo sin que se apruebe nada debido a la falta de votos que tener el mando y si no resulta a la próxima elección la gente cambiara su voto y listo, es como aquellos que les agrada el balon-pie cuando dicen : lo mas peligroso en un partido es ir ganando por dos a cero y que los partidos se ponen mas difíciles cuando el rival queda con algún jugador menos, y no son cosas que se digan en un asado con liquido mareante de por medio, se dicen en los medios,con gente «capacitada» para opinar, lo del principio «no entiendo nada y lo reconozco»

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    • Primero. La reeleccion de legisladores se diluye en el volumen. Pero aun así, el parlamento salvo los votos anulados es un representante del pensamiento popular.

      Si la gente prefiere reelegirlos, esta bien. Ahora, un presidente NO es electo por toda la gente. Solo por una mayoria de ellos. Pero ademas, el representante tiene muchos iguales, no corre el riesgo de ser un megalomano, ni de crear un culto a su personalidad, ni ser un caudillo/hombre fuerte/monarca, como si corre el riesgo un presidente. El poder esta diluido en un parlamento. Es mas dificil que éste te corrompa, a diferencia de un presidente, que solo tiene alcahuetes, no iguales.

      Es preferible trancar todo lo grande (Que depende de la ley), y solamente hacer lo que el consenso de los representantes del pueblo quiera, en base a discusiones y consenso, que permitirle todo al poder al que se deberia controlar…

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      • tao_misantropo

        seee…. «el palo en la rueda» es otro de los deportes favoritos por estas latitudes

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      • tambien es un deporte tener dictaduras y fomentar los hombres fuertes al poder que luego derivan en estas…

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      • tao_misantropo

        paa..!!! y yo creyendo que la ultima dictadura que tuvimos fue por tener un presidente blando y timorato , por no llamarlo «corrupto y oportunista para si»(sin tomar en cuenta la «casualidad» que en casi todo el continente paso lo mismo) y un parlamento dispar sin postura unánime frente a esto,….si habrá puntos de vista diferentes para lo mismo no ?

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      • y yo que pensaba que el timorato vino por culpa de una persona que jugo a ser el hombre fuerte, y que no le salió, pero que dejó todo prontito…

        (Claro, eso que ud dice si no tomamos en cuenta a los hombres fuertes de las dos potencias mundiales que jugaban al ajedrez con nosotros)

        Igualmente, si consideramos nuestra historia en general, la ultima dictadura no es el ejemplo clasico, debido a los factores exogenos.
        Factores que dicho sea de paso, ahora son alcahueteados en sus versiones modernas por los actuales contendientes por el poder…

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  6. tao_misantropo

    ….»no es el ejemplo clásico, debido a los factores exogenos.» o sea usted es de lo que dicen: como te digo una cosa,te digo la otra..? y siempre que sucede esto es que pasa lo mismo ? no ve la zanahoria o simplemente no la quiere ver?

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    • es ud el que dice que la ultima dictadura no vino por culpa de un «hombre fuerte».
      A eso le respondo yo lo siguiente:
      1 – La ultima dictadura no es el ejemplo clasico. Consideremos el resto de nuestra historia, y veamos que son mas las veces que es culpa de la imagen de hombre fuerte.
      2 – Aun asi, a pesar de los factores externos (lease usa financiando dictaduras y la urss financiando terroristas), en esta ultima dictadura si bien entrega el poder un pusilanime, viene a ocupar ese lugar por el fortalecimiento de la imagen del pacheco, y su mesianismo.
      O sea, ni mujiqueo ni cantinfleo. Trato de ser claro. En mi opinion, la culpa de los problemas la mayor parte de las veces vienen por culpa de fortalecer imagenes de lideres antes que por fortalecer los mecanismos de discusion como son los parlamentos.
      La mayor parte de los lideres fuertes han terminado haciendo los mayores desastres, a pesar de los cuales los hinchas los siguen idolatrando. Lease peron, hitler, batlle, pacheco, mujica, maduro, castro, pinochet, trump, etc.
      Es mas, cuando se necesitan los liderazgos, en situaciones extremas, pueden ser utiles, como el caso de churchill, pero luego de salir de la crisis es necesario que se vayan…

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      • tao_misantropo

        digamos que usted esta en el» limbo político» y dice : podría ser mejor, solo que no se como podría hacerse esto que yo digo

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      • al reves. digo que para que la cosa sea mejor hay que quitarle poder al prsidente. Darle mas poder al parlamento, que es nuestro verdadero representante, y que hay que dejar de alcahuetear al monarca de turno.
        El poder corrompe. Cuanto mas poder tenga alguien, mas dificil es que no se la crea. En cambio, al diluirlo en la cantidad de los legisladores, uno solo no puede romper nada.

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      • tao_misantropo

        eso podra ser en un lugar donde los legisladores sean no alineados a determinado partido, acá la «disciplina partidaria» hace que por mas cantidad que sean votan como si fuera pensamiento único, o sea uno decide y decenas cobran por levantar la mano según le digan, muchas veces pensando lo contrario a lo que vota

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      • es exactamente ese mi punto, hay que quitarle importancia al presidente y darsela al legislativo.
        Así no habría manos enyesadas, no habría disciplina partidaria, ni nada de eso.
        Dejar de tener un gobierno semipresidencialista, y darle el poder mas a los que nos representan.
        Porque el poder de los legisladores queda disminuido debido a que su eleccion es arrastrada dentro de la candidatura presidencial. Quedan supeditados al apoyo y decision del mismo. Si se hicieran por separado, y sin atarse al presidente, los recursos economicos y electorales se distribuirian de otra manera. El diputad/senador no tendria que vivir bajo la sombra del presidente/partido, sino que tendría un peso propio, ya no de acumulador de votos, porque NO ACUMULARIA votos para el presidente, sino para su propia lista, lista que ademas, dejaria de ser tan pequeña dentro de la estructura partidaria, porque con conseguir un cargo de diputado o senador alcanza, y al no «sumar» para el partido, no tendriamos que premiar a los perdedores con cargos.

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  7. tao_misantropo

    perdon, debí decir : «no ve «el palo que le ata a la zanahoria delante» o na lo quiere ver

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  8. Ignatius J Reilly

    Si bien me parece bastante claro que el sistema de ballotage es lo mas conveniente para un pais donde existen varios partidos en pugna, el tema siempre ha sido encarado teniendo en cuenta consideraciones electoralistas a corto plazo.Personalmente recuerdo que la primera vez que escuché la palabra «ballotage» fue en los años 80. Cuando se le preguntó al Dr. Julio Sanguinetti sobre la conveniencia de un sistema así para nuestro país, el mismo con su habitual elocuencia respondió que no (aunque reconozco que no recuerdo los argumentos que utilizó). Claro, en ese momento la segunda vuelta hubiese sido entre los partidos Colorado y Nacional, y la mayoría de frenteamplistas hubiese votado a este último en segunda vuelta. Algo más de una década después el mismo político le pedía a la población que votara una reforma constitucional para imponer el ballotage, y curiosamente muchos votantes del Frente Amplio habían variado su opinión en sentido inverso.Hasta el día de hoy escuchamos voces que pregonan la reforma constitucional para la eliminación del sistema, y de más está decirlo, todas provienen de sectores que se beneficiarían con ello. Una excepción posible podría ser la de Astori que en su momento apoyó la reforma del 97 lo que dejó perplejos a muchos votantes de su partido; sin embargo mirando en retrospectiva le hizo un gigantesco favor al mismo ya que le evitó tener que enfrentar la crisis que sobrevino en los siguientes años con un gobierno primerizo y sin mayorías parlamentarias. Ahora bien, si esto era algo que el propio Astori veía venir o no, realmente no tengo idea.

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  9. tao_misantropo

    la idea básicamente parece buena, tiene información de algún gobierno que funcione así? yo trate de buscar alguno googleando y no encontré ningún ejemplo, todos tiran de alguna linea, ya sea partidaria, monárquica,religiosa etc.

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