LOS HOMBRES DE PAJA Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO (PRIMERA PARTE)

En lógica, ocurre lo que se ha denominado la falacia del hombre de paja cuando, en medio de una discusión una  de las personas que forma parte de ella ataca un argumento no formulado por el oponente, un argumento que normalmente suele ser mucho más débil – y por ello más fácil de atacar – que los realmente enunciados por éste. Muchas veces esta estrategia consiste en modificar algo que el oponente ha enunciado realmente y transformarlo en algo parecido, pero que no es correcto. Lo vemos todos los días en la discusión política y en las campañas electorales. Si un candidato dice que, de ser electo, va a salir con una motosierra a cortar gastos inútiles del estado, lo acusan inmediatamente de querer eliminar gastos sociales. Si un candidato dice que quiere liberalizar el consumo de marihuana para desalentar el narcotráfico, lo acusarán de estar a favor de  la drogadicción, de la misma forma que a los que proponen despenalizar el aborto se los acusa de estar a favor del aborto. A fines de los 60 cuando algún político trataba de explicar que el fenómeno de los tupamaros se explicaba por el deterioro social y económico que sufría el país inmediatamente era acusado de defenderlos. Fue uno de los argumentos que  utilizaron en su momento los militares para pedir la captura de Wilson Ferreira Aldunate, pero no los únicos que lo acusaron de pro-tupa por haber hecho esa explicación sociológica del fenómeno guerrillero. El lector, seguramente, podrá encontrar en la actual campaña electoral un gran número de ejemplos. Queda como tarea para la casa.

LA BIBLIA Y LAS MUJERES

 

Este artículo lo pensaba publicar más adelante, porque ya en los últimos tiempos he publicado mucha cosa sobre religión y algunos lectores pueden sentirse un tanto cansados de este tema. Pero realmente hubo tanto alboroto este 8 de marzo con el día de la mujer que me pareció que era oportuno presentarlo ahora. Lamentablemente los excesos de algunos grupos feministas ultras (a las que el gracejo popular ha endilgado el mote de feminazis) han provocado una salida de foco en el debate de la sociedad. En lugar de hablarse sobre el papel relegado que han tenido las mujeres históricamente y sobre sus justas reivindicaciones, la discusión se ha centrado más bien en algunas propuestas y consignas extremistas, lo cual  ha terminado fortaleciendo las posiciones más machistas. Creo que no es necesario aclarar que – más allá de las fuertes críticas que este artículo pueda contener respecto al papel que han tenido las religiones abrahamistas en la propagación ideológica del sometimiento a la mujer – este Salmón no se sube en el barco de la intolerancia que algunos grupúsculos de energúmenos efectivizaron con atentados con pintura a las sedes de una parroquia y una institución bancaria.

Si bien este artículo incursiona en el tema religioso no va a analizar cuestiones de fe, ni la verosimilitud de tal o cual hecho consignado por las creencias religiosas, sino simplemente a revisar algunas páginas bíblicas – y mitos relacionados – que nos explican mucho sobre el papel al que la mujer ha sido

MACHISTAS Y MACHISTOS (TERCERA PARTE)

En posts anteriores El Salmón le ha venido echando una mirada al tema del feminismo y sus reivindicaciones, tratando de enfocarlo desde distintos ángulos. He tratado de dejar en claro que el problema de la mujer es algo serio y que la sociedad debe prestar atención a la mayor parte de los reclamos de éstas.  Asimismo he tratado de mostrar que el problema muchas veces está mal enfocado y que el machismo también puede tener como víctimas a los propios hombres, por lo que la superación de esta lacra social debería hacerse en forma conjunta entre hombres y mujeres y no enfrentando unas contra otros, ya que los dos tienen mucho para ganar en este terreno.  Lo que voy a abordar en el post de hoy son aquellas versiones en las que me parece que las posiciones feministas no son de recibo, incluida algunas de las provenientes de los grupos más radicalizados. Algunas de ellas son tan disparatadas que terminan siendo perjudiciales para las justas reivindicaciones de las mujeres, ya que les terminan restando seriedad. Y por supuesto, también le dan argumento a los machistas para que éstos se reafirmen en sus prejuicios. La expresión  “feminazis” que se ha puesto tan de moda últimamente trata de describir a muchos de estos grupos radicalizados e intolerantes.

Algunos argumentos a favor del aborto

Antes que nada quiero dejarlo claro. No me opongo a la legalización del aborto. No he firmado por la derogación de esta ley y pienso que ésta refleja la realidad de una práctica que tradicionalmente ha estado muy

MACHISTAS Y MACHISTOS (SEGUNDA PARTE)

Si bien las mujeres son las principales víctimas del machismo, no es menos cierto, también que los hombres tendrían mucho para beneficiarse de una sociedad más igualitaria. Dejando de lado los casos de violencia y humillación, muchos hombres pueden ser machistas y ser a la vez muy cariñosos y respetuosos con sus parejas. Muchos de ellos (y de ellas) tal vez ni siquiera sean conscientes de la carga discriminatoria que conllevan algunos de sus actos, porque hay siglos y siglos de discriminación detrás que  han ido moldeando sus comportamientos. Y es por eso que uno de los grandes errores de muchos movimientos feministas es el de no integrar a los hombres a sus programas de reivindicaciones y trabajar conjuntamente. En cambio prefieren hacerlo en una lógica de enfrentamiento y crispación. Como si hombre y mujer pertenecieran a grupos enemigos y no se necesitaran mutuamente como es en verdad. Las formas más sutiles de dominación en el hogar solo podrán combatirse cuando la pareja en su conjunto tome conciencia de la situación y encare esta problemática conjuntamente, no partiendo del presupuesto de que el hombre es malo.  Las estructuras de poder que se generan dentro de una familia son mucho más complicadas como para reducirlas al esquema hombre dominador-mujer dominada, que  tal vez sea la más notoria, pero no la única. También “desde la cocina” se pueden ejercer cuotas de poder y muchas veces lo que ocurre dentro de una pareja es una lucha por ver quién domina a quién y no por mantener relaciones igualitarias. A vía de ejemplo, todos sabemos perfectamente que los celos enfermizos y castradores que ven  cualquier relacionamiento de la pareja con alguien del otro sexo como traición no son patrimonio de los hombres, y que muchas veces este tipo de comportamientos son parte de la lucha de poderes que hay dentro de una relación.

Veamos algunos ejemplos en los cuales los hombres también pueden ser víctimas de este estado de cosas y todo lo que tendrían para ganar con la “abolición” del machismo:

MACHISTAS Y MACHISTOS (PRIMERA PARTE)

 

Hace unos días se celebró el Día Internacional de la Mujer. Dicha celebración ha estado acompañada por una especie de agitación de los grupos feministas que se han hecho notar fuertemente. La mayoría de ellos han puesto su énfasis en reclamaciones justas, pero hay algunos otros grupos extremos que se han pasado de rosca con algunas propuestas un tanto delirantes. Al mismo tiempo también ha habido un cierto contraataque “masculinista”, que en muchos casos intenta refutar las posiciones feministas más extremas, pero que en algunos otros también se pasa para el otro lado . Eso indica que algo no anda bien en la forma en la cual se encara este tema en la sociedad y se corre el riesgo de que – debido a estos grupos extremos – todas las reivindicaciones justas y razonables de las mujeres queden caricaturizadas en una identificación banal con lo más extremo. Por otro lado también la presión que ejercen estos grupos muchas veces llevan a que se busquen aprobar leyes o a adoptar actitudes que en el mejor de los casos son estériles y en el peor inconvenientes.

A vía de ejemplo, dentro de las primeras está la ley de femicidio o feminicidio que considera como delito muy especialmente agravado el asesinato de una persona por ser mujer. Usando un poco de sentido común